En Julio de 2008, más de 200 especialistas reunidos en el Primer Foro de Ciencia Canina, en Hungría, discutieron, entre otras cosas, qué ocurre en la mente de un perro. Aunque todavía se encuentran a cierta distancia de poder describir el universo mental de los perros, su trabajo está dejando en claro que nuestra inclinación a otorgarles estados mentales humanos no es tan poco científica como parecería. Los perros, realmente, tienen algunas capacidades mentales notables que les permiten manejarse en su extraño hábitat: nuestro mundo.
Los perros domésticos evolucionaron de los lobos hace alrededor de 10.000 años. Como sus cerebros se encogieron cerca del 10%, los especialistas en comportamiento animal creían que los perros eran lobos tontos. Sin embargo, cada vez resulta más claro que los miles de años que transcurrieron junto al ser humano han tenido un efecto llamativo en las capacidades cognitivas de los perros.
Los investigadores están convencidos de que los perros deben de poseer algún sentido de lo bueno y lo malo para negociar en el complejo mundo social de las personas. Un pionero en esta cuestión es Marc Bekoff, de la Universidad de Colorado en Boulder, que ha pasado décadas observando el juego de los animales. El sugiere que en muchas especies sociales, como la canina, una de las funciones del juego es desarrollar un rudimentario sentido de la moralidad.
El hecho de que raramente llegan a la pelea real muestra que los animales se rigen por una serie de reglas y esperan que los demás hagan lo mismo. Bekoff afirma que se trata de una adaptación que les permite manejarse frente a otras interacciones sociales. Friederike Range, de la Universidad de Viena, Austria, lleva el concepto de moralidad canina incluso más lejos.
En una serie de experimentos, su equipo recompensó a los perros con comida si levantaban una pata. Descubrieron que cuando a un perro que estaba sólo le pedían que levantara la pata y no le daban el alimento, perseveraba durante 30 repeticiones. Sin embargo, si la prueba incluía a dos perros, pero sólo recompensaban a uno, el que perdía montaba un gran espectáculo y dejaba de cooperar después de sólo algunas repeticiones. "Los perros muestran una gran aversión a la inequidad", dice Range.
Los perros no sólo nos "hablan", sino que también pueden entender algunos aspectos de la comunicación humana. Durante el foro en Budapest, Akiko Takaoka, de la Universidad de Kyoto, en Japón, comentó un trabajo que trata de lo que pasa dentro de la cabeza canina cuando oye la voz de un extraño.
Ella les hacía escuchar una serie de grabaciones de hombres y mujeres, y cada una de las voces era seguida por una foto de una cara en una pantalla. Si el tipo de cara no concordaba con el de voz, los perros la examinaban durante más tiempo, lo que muestra que violaba sus expectativas.
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domingo, 28 de junio de 2009
| LOS PERROS SON MÁS INTELIGENTES DE LO QUE SE CREÍA |
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Curiosidades
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