Siempre he dicho que la vida está llena de contrastes y quizás por eso es tan especial.
La vida y la muerte, el bien y el mal, la luz y la oscuridad. Ninguna de ellas existiría si no tuviera a su opuesto, se necestian para existir, para tener una razón de ser. Es "bueno" que haya sufrimiento y oscuridad para poder encontrar la luz y la felicidad.
A veces es necesario hundirse uno mísmo lo suficiente en la oscuridad para poder coger impulso desde el fondo y llegar a la luz con fuerza e ilusión. Durante el transcuso del viaje, habrá manos amigas que te ayudarán en el impulso, nunca niegues esa ayuda, nunca sabes cuando te pueden hacer falta.
El amor mueve la vida para buscar la felicidad. Es un engranaje raro y difícil de entender en su mecanismo, pero útil y funcional en su cometido. No nos engañemos, la felicidad no es un tesoro de por vida, son pequeños regalos que recibimos después de haber encontrado a su antagonista. No hay que buscarla con desesperación, solo hay que saber ver y escuchar para darse cuenta que se encuentra en los pequeños detalles cotidianos. Es por eso que es tan llamativa como la vida..., la felicidad, algo tan grande y tan ansiado, se encuentra irónicamente en las cosas más insignificantes de nuestra existencia. El contraste querido amigo.
P.S.: A mis manos amigas Juan, Adri y Salas.
lunes, 31 de diciembre de 2007
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divagaciones
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